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Preparando la temporada de cultivo de marihuana en exterior

  • En el hemisferio norte estamos a punto de encarar la recta final del invierno y, si vas a plantar marihuana en exterior, debes empezar con los preparativos antes de que llegue el momento de la siembra en primavera.
  • Entre estas tareas principales deberemos buscar el sitio ideal para la plantación, elegir las semillas más adecuadas para tu propósito y preparar la tierra para nutrirla y librarla de los agentes nocivos.
  • Hacerlo con tiempo suficiente nos permitirá tomar las decisiones más adecuadas con calma, teniendo en cuenta todos los condicionantes. ¿Comenzamos?
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Ha llegado el momento de ponerse manos a la obra y preparar nuestros cultivos de marihuana en exterior. Puede que aún te resulte pronto porque hasta primavera (en el hemisferio norte) no se sembrarán la mayoría de las semillas de cannabis; sin embargo, tenerlo todo previsto con tiempo suficiente nos hará estar más cerca de conseguir unas plantas fuertes y sanas.

Aunque la propia experiencia es el mejor valor de un cultivador, los expertos recomiendan hacer la siembra a partir de la primera luna llena de marzo, que este año cae el domingo día 12. Es un buen día para marcar una referencia inicial en nuestro calendario. Hasta ese momento ya tendremos que haber elegido las semillas idóneas, teniendo en cuenta nuestras preferencias y el clima donde van a crecer, establecido el sitio más adecuado para instalar el cultivo y preparado el sustrato con los abonos más adecuados para que las plantas se desarrollen al máximo. Un trabajo que no podrá realizarse a última hora, sobre todo si queremos plantar directamente en el suelo y obtener el máximo rendimiento de nuestro cultivo en exterior.

Seleccionar las mejores semillas según tus preferencias

En esta decisión entran en juego más de un factor clave. Por un lado, deberás plantearte cuáles son tus gustos y necesidades. Por ejemplo, si estás buscando es fundamentalmente relajarte, lo mejor es que elijas unas semillas de la variedad Indica o un híbrido con esta predominancia. Por ejemplo, la California Hash Plant puede ser una buena opción, ya que es una semilla de marihuana calificada como todoterreno. Es capaz de resistir el frío y la humedad y ofrecer cosechas de calidad en los climas más hostiles. Aunque cualquier variante Kush también te dará buenos resultados, pues su ascendencia afgana garantiza un planta fuerte y resistente.

Si, por el contrario, quieres estar más activo y buscas un efecto eufórico a nivel mental, tus semillas son las de variedad Sativa como, por ejemplo, la Critical Jack o la Santa Sativa. Todas ellas cuentan con elevados porcentajes de THC, el potente cannabinoide psicoactivo. Y si lo que quieres es un efecto más sostenible, que te permita disfrutar del cannabis sin efectos secundarios o impedimentos en tu día a día, te recomendamos nuestras variedades ricas en CBD.

semillas

La importancia del clima en exteriores

Además de tus preferencias, también deberás tener en cuenta el clima donde van a crecer esas semillas. Como ya hemos avanzado, muchas de las variedades adaptadas a climas más fríos se corresponden con las variedades Indicas originarias de climas montañosos del norte de la India, Pakistán y Nepal. Sin embargo, si tienes la suerte de vivir en un clima mediterráneo, no tendrás mayor problema en tu elección con cualquier Sativa. Con buena temperatura y sin apenas problemas de humedad, un sinfín de variedades diferentes crecerán con plantas fuertes y sanas. 

Aún así, debes estudiar las variaciones climáticas de tu zona durante todo el ciclo de vida de la planta. Aunque tengas un verano soleado y caluroso, el otoño pueden ser tormentoso y lluvioso, aumentando las posibilidades que la planta sufra moho u hongos en el momento cumbre de su floración, dando al traste con todo el trabajo de meses. Es mejor pecar de previsor antes que ser demasiado optimista con la meteorología, pues el precio a pagar es muy alto por cualquier error de apreciación en torno a las lluvias. 

De todas formas, si eres una persona novata en estas lides, deberías optar por una variedad autofloreciente. Son muy recomendables para exteriores por sus múltiples cualidades: se pueden sembrar durante cualquier época del año, su crecimiento no depende de un fotoperiodo especial y no requieren, según los casos, de tantos trasplantes. Además son plantas de desarrollo muy rápido, ya que solo tienen entre 8 y 12 semanas para realizar todo su ciclo vital.

Las plantas autoflorecientes son la opción perfecta para los principiantes, porque además no necesitan grandes cantidades de abono para su crecimiento. Sus cuidados son mínimos y soportan muy bien los cambios meteorológicos que podemos desconocer si es la primera vez que plantamos en la zona. Entre las más resistentes en este aspecto podrás encontrar la Blue Cheese Autofloreciente o la Bubba Kush Autofloreciente.

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¿Dónde instalar nuestro cultivo de marihuana?

Antes que nada debemos plantearnos si nuestro cultivo lo haremos en macetas, bolsas de cultivo o directamente en el suelo. Si elegimos la última opción se ha de tener en cuenta que, ante cualquier problema, el cultivo no se podrá cambiar de lugar tan fácilmente como si tuviéramos macetas. Por tanto es primordial que, si vas a plantar directamente en el suelo, elijas correctamente el lugar donde lo vas a hacer.

Para ello deberás escoger una zona que no esté expuesta a miradas indiscretas que puedan ocasionar algún problema. Las plantas de marihuana desprenden un olor muy característico y si optas por plantar varios ejemplares verás que su aroma puede llegar a un perímetro bastante amplio. Por eso, si vas a tener tu cultivo en un espacio cercano a otras viviendas o zonas de paso, una buena elección es plantar otras plantas que puedan camuflar el olor del cannabis. El romero, la lavanda o la menta pueden ser excelentes opciones para darle un aroma diferente a tu zona de cultivo sin levantar ninguna sospecha.

Ahora bien, si prefieres instalar tu cultivo en una zona más apartada de tu jardín, ten en cuenta que los posibles ladrones pueden acechar. Por eso, es recomendable plantar tu marihuana en un lugar que se pueda vigilar con frecuencia.

En este sentido, también deberás seleccionar para tu cultivo una zona soleada y resguardada del viento. Las plantas de marihuana necesitan luz durante buena parte del día, pero son bastante sensibles a las rachas de aire. Por eso elegir, un lugar en campo abierto o en una ladera nos puede garantizar horas de sol, aunque no será el más adecuado para combatir el viento. Por tanto, piensa en todos estos factores antes de seleccionar la zona más idónea.

En el hemisferio norte, la orientación con más horas de insolación para nuestro cultivo será sur o sureste, ya qué la parábola que recorre el sol será de este a oeste, con una inclinación hacia el sur, que será menos pronunciada según se acerque el verano. Si nos encontramos en el hemisferio sur la diferencia será que la parábola que recorre el sol se inclinará hacia el norte. Así que la mejor orientación del cultivo será hacia el norte o noreste.

plantar marihuana hemisferios

Una vez que tengas elegido el lugar de cultivo, deberás comenzar con las labores de limpieza de la maleza, sobre todo si vas a plantar directamente en el suelo. Contar con un lugar a salvo de malas hierbas u otras plantas que pudieran perjudicar a nuestra marihuana será primordial si plantamos en exterior. Esto nos podrá llevar más de lo esperado; por eso, empezar cuanto antes nos permitirá ir haciendo el trabajo de desbroce poco a poco y sin agobios.

Claves para conocer y conseguir la tierra más adecuada

Muchos cultivadores expertos destacan que el éxito de la cosecha siempre empieza con el estado del sustrato. Si nuestro cultivo será en macetas o en bolsas de cultivo, lo tendrás fácil, ya que solo tendrás que adquirir en cualquier tienda un buen sustrato según el tipo de semillas que vayas a plantar. Ahora bien, si lo haces directamente en el suelo, deberás tener en cuenta varias cuestiones.

En primer lugar, es importante que sepas que el cannabis crece mejor en suelos ligeros y limosos. Estos se caracterizan por drenar bien el agua y a la vez conservar el grado de humedad idóneo para las plantas de marihuana. Los suelos limosos están compuestos de arena, limo y arcilla. Si tu suelo no contara con esta combinación ideal, no te preocupes, porque podrás identificarlo fácilmente: en los suelos muy arenosos será común que el agua drene excesivamente rápido, mientras que en los suelos con alto contenido de arcilla el líquido se estancará formando charcos. Una vez sepas cuál es tu tipo de suelo, podrás paliar sus carencias añadiendo cualquier de los elementos (arena, limo y arcilla) que no estén presentes.

El pH, clave para el éxito del cultivo

También deberás conocer cuál es el pH del sustrato. Para ello podrás hacer una sencilla prueba casera con tiras de pH y agua destilada, que tiene pH neutro. Puedes encontrar ambos productos en farmacias, parafarmacias o tiendas online especializadas.

Para conocer ese dato, deberemos elegir cuidadosamente la tierra que analizar. Si contamos con una extensión de terreno de, por ejemplo, 10 metros cuadrados, la dividiremos en 10 partes iguales y extraeremos una pequeña muestra por igual de cada porción. Una vez recogidas, las mezclaremos de forma homogénea y la introduciremos en un recipiente. A continuación, verteremos el agua destilada a la mezcla. Las cantidades tendrá que ser iguales; por tanto, si añadimos 100 gramos de sustrato, también tendremos que verter 100 gramos de agua destilada. Seguidamente removemos la mezcla hasta formar una pasta y la dejaremos reposar entre 1 o 2 horas. Tras este tiempo, solo quedará introducir la tira y observar el color que toma.

En la siguiente tabla podrás ver los diferentes colores y las cifras que se corresponden:

Lo ideal es que las plantas de marihuana crezcan en un sustrato con un pH ligeramente ácido, entre 5,5 y 6,5 (la tira deberá tener una tonalidad ligeramente rosácea). Ahora bien, si nuestra tira tiene color azul intenso nos indicará que el pH es demasiado alcalino, por lo que podremos reducirlo con un compuesto ácido como el azufre. En cambio, si la tierra cuenta con un pH excesivamente ácido (con la tira de un color rojo intenso), deberemos utilizar cal agrícola (carbonato de calcio) para reducirlo ligeramente.

Por naturaleza, los sustratos arenosos son ácidos y los sustratos arcillosos son alcalinos, mientras que el sustrato forestal suele estar hacia los valores más idóneos para el cultivo de marihuana. Aun así, es importante realizar la prueba para comprobar ante qué tipo de tierra nos encontramos y corregir los excesos o defectos.

¿Cómo combatir los organismos indeseados en nuestra tierra natural?

El suelo natural suele contar con elementos indeseables para el crecimiento exitoso de las plantas de marihuana. Principalmente nos referimos a semillas de malas hierbas o a organismos patógenos que pueden causar enfermedades en el desarrollo de la planta. Para eliminarlos, algunos cultivadores someten a la tierra a un proceso de esterilización. Se ha de tener en cuenta que durante este proceso también mueren los organismos beneficiosos, por lo que se recomienda llevarlo a cabo antes de nutrir la tierra.

El proceso de esterilización se puede realizar a través de métodos químicos. Sin embargo, lo más adecuado es hacerlo con procedimientos naturales y alternativos a la fumigación. En este caso, el más utilizado para extensiones amplias en exterior es la solarización. Antes de llevarla a cabo, es importante tener tiempo de sobra, ya que deberán pasar entre 5 o 6 semanas para llegar a buen puerto.

Así, para la solarización hay que comenzar por labrar la tierra a fondo y abrir surcos. Una vez arada, se debe cubrir con un plástico transparente y fino que actúe como abrigo. De este modo, gracias al efecto del sol, las temperaturas se elevarán ahí abajo por lo menos hasta los 50 °C. Estas cifras garantizan la desaparición de las bacterias más nocivas. El proceso será efectivo tras un periodo de entre 45 y 60 días, aunque se recomienda revisarlo con regularidad y mantener la tierra arada cada semana.

Otra opción para cultivos más pequeños, con una o dos macetas, es aportar calor directamente a la tierra. De forma casera podemos servirnos de una olla a presión para que alcance temperaturas de hasta 80 °C durante 30 minutos y así eliminar los organismos perjudiciales y tener un sustrato en las mejores condiciones para nuestra plantación.

El uso de los abonos para garantizar un mayor éxito

Los abonos más utilizados por los cultivadores de cannabis son el humus de lombriz, el guano de murciélago o la fibra de coco, aunque también se puede usar cualquier otro abono natural. El objetivo es conseguir nutrir el sustrato lo mejor posible para que cuando llegue el momento de plantar las semillas estas crezcan fuertes y sanas.

Si quieres garantizar el mayor éxito en nutrientes, es recomendable elegir el lugar donde vas a plantar las semillas, cavar para extraer la tierra y mezclarla con el abono. Una vez que el sustrato esté preparado, lo devolveremos y lo taparemos con un plástico negro. Esto evitará malas hierbas y barro por lluvias, a la vez que preservará la calidad del sustrato enriquecido. El mismo proceso podemos aplicarlo a las macetas o a las bolsas de cultivo siempre y cuando utilicemos tierra sin enriquecer previamente.

Otras tareas de preparación interesantes según tus circunstancias

Cada cultivo cuenta con unas características muy concretas; por eso, también te desvelamos algunas otras recomendaciones para llevar a cabo dependiendo del tipo de cultivo que puedas hacer en exterior.

1. Planificar el riego en los cultivos de guerrilla

Si optamos por el cultivo de guerrilla, lo que significa tener nuestro cultivo en un lugar apartado en medio de la naturaleza, el principal problema con el que nos encontraremos será el suministro de agua. Por ello, lo mejor es que elijas un lugar cercano a un río, un manantial o alguna otra fuente de agua próxima. Esto te permitirá utilizar una bomba manual o automática para mantenerlas bien regadas.

Si esto no es posible, una buena opción para tener agua sin precisar de costosas instalaciones es utilizar recipientes para recoger la lluvia y guardarla en el lugar hasta que la puedas necesitar. Si pasan 10 días seguidos sin llover, deberás acercarte a tu cultivo y regar las plantas con agua suficiente pero con cuidado de no saturar sus raíces.

2. Mantener tus plantas a salvo del viento

El viento es también en un enemigo de nuestras plantas. En tu jardín puedes colocar paneles de plástico o rejillas de madera para evitar estas inclemencias del tiempo, pero si no quieres llamar la atención en exceso, has de ser previsor y localizar tu cultivo en zonas con paneles naturales contra el viento.

Por ejemplo, puedes colocarlas al lado de un seto o un gran arbusto. Las palmeras forman una buena barrera protectora, junto con coníferas u otros árboles de crecimiento corto, como los chopos, alisos o pinos. Ojo siempre con la precaución de que el vegetal protector no les tape el sol. Además de la pantalla natural creada por los árboles, también se pueden utilizar muros o grandes piedras ancladas en el suelo como cortavientos.

3. Proteger tu cultivo de los animales salvajes

Plantar en un un jardín, una parcela o incluso en el campo también conllevará el riesgo de la fauna autóctona que puedan perjudicar nuestro cultivo. Cuando las plantas son pequeñas pueden acabar siendo el alimento de cualquier animal de la zona, incluidos pájaros, así que lo mejor es cercar sutilmente el lugar. Puedes servirte de alambrada de gallinero o de una red que prepares tú mismo atada a unos palos. En cualquier caso, deberás ir moviéndola según la planta alcancen mayor tamaño, para no coartar su crecimiento. Estar atento a las huellas de los alrededores de donde quieres colocar tu cultivo también te dará pistas previas de los animales que pueden andar por la zona.

4. Prevenir las plagas con aliados biológicos

Estar preparado para hacer frente a las plagas o posibles enfermedades de tus plantas de marihuana también es fundamental. Y mucho mejor si es de manera natural. Por eso, es ideal si situamos nuestro cultivo en una zona donde hayamos visto previamente mariquitas: este insecto actúa como protector del cannabis y acaba con las plagas más comunes que lo acechan, como los pulgones y la cochinilla. Lo mismo ocurre con las avispas, aunque estas pueden ser algo más molestas. Otra opción es que las introduzcamos nosotros tras adquirirlas en viveros o tiendas especializadas.

5. Montar y reparar tu invernadero de exterior

Si ya tenemos nuestro invernadero de años anteriores, también será necesario acondicionarlo para la nueva temporada. Arreglar algún que otro plástico roto, remover la tierra de su interior y limpiarla pueden ser algunas de las tareas que realizar con antelación. Si eres de los que prefiere construir su propio invernadero, el trabajo que te espera no será menor. La elección del material con el que cubriremos el invernadero será muy importante. Para ello, se puede seleccionar plástico transparente, láminas de plástico rígido o láminas de cristal. El más sencillo de encontrar y de manejar es el plástico transparente, mientras que el cristal será el más costoso tanto por su montaje como por su precio. De todos modos, también existen invernaderos de exterior preparados para montar con unas nociones básicas y siguiendo las instrucciones del fabricante. Así que esta decisión depende de la destreza y las ganas del cultivador.

Ahora que ya sabes cómo empezar a preparar tu cultivo en exterior es un buen momento para ponerse manos a la obra antes de que llegue la ansiada primavera y comenzar la siembra. Planificarlo con tiempo suficiente garantizará buena parte del éxito de tu cultivo.

17/02/2017

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