hongos problemas raices

Hongos y otros problemas que puedes encontrar en las raíces del cannabis

  • Metafóricamente hablando, las raíces son el corazón de las plantas de marihuana.
  • Ellas son las encargadas de suministrar el agua y los nutrientes; y de su correcto funcionamiento depende que nuestras pequeñas crezcan sanas y fuertes.
  • Si las raíces caen enfermas, la salud de toda la planta empeora notablemente, hasta llegar incluso a la muerte.
  • En este artículo te informamos de los peligros más habituales que acechan a las raíces del cannabis, así como de una serie de consejos para combatir estas molestas enfermedades.
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Si has comenzado tu cultivo de cannabis, posiblemente tu objetivo sea recoger una cosecha abundante y de calidad, pero para ello primero tienes que asentar los cimientos: las raíces de la planta. No resulta exagerado decir que componen el pilar fundamental en el que se desarrolla la cepa y que una enfermedad mal tratada o no diagnosticada a tiempo puede echar por tierra todo el cultivo. Así, es importante saber cuáles son los peligros que amenazan la salud de nuestras raíces y qué medidas podemos tomar para que los hongos y las enfermedades no lleguen a ellas.

Los hongos: patógenos invasores

Lo más habitual es que tus raíces se vean afectadas por una serie de patógenos, es decir, minúsculos organismos vivos que conviven normalmente con las plantas pero que, en un momento de debilidad, atacan y provocan que el cannabis caiga enfermo. En este sentido, los dos hongos más habituales son la Rhizoctonia y el Pythium.

Rhizoctonia: síntomas y consecuencias

Este hongo de tierra provoca la podredumbre de las raíces y el cuello en las plántulas y plantas más jóvenes. Si la cepa está infectada, aparecen unos pequeños hilos blancos en el sustrato y unas manchas de color marrón rojizo en las hojas y el tallo.

Si el hongo alcanza el cuello de la planta, entonces puede desarrollar un aro de patógenos en el tallo que ahoga a la cepa e impide que los nutrientes lleguen al resto de la planta. Además, si la invasión se produce en el tallo principal, no hay escapatoria: lo más probable es que la hierba acabe muriendo debido a un corte en el suministro.

El ambiente propicio para la aparición de la Rhizoctonia se define como cálido y húmedo. Para su correcta prevención, procura que las plantas no se encharquen y que la temperatura de la zona de cultivo no roce temperaturas elevadas. Tampoco está de más la aplicación temprana de Trichoderma, del que hablaremos en detalle más adelante. Si tienes mala suerte y este fastidioso hongo acaba con tu cosecha, asegúrate de eliminar todo el sustrato que quede en el cultivo y retirar todas las plantas muertas. Después, limpia la zona a fondo para que no quede ni rastro de la enfermedad y vuelve a empezar.

Pythium: síntomas y consecuencias

Sin duda, entre todos los patógenos, el Pythium se proclama como el más peligroso para las plantas e induce auténtico pavor en los cultivadores domésticos con solo nombrarlo. No es de extrañar: se encuentra en todas las partes y permanece oculto, a la acecha de su próxima víctima. Principalmente, aparece en cultivos hidropónicos de recirculación con raíz desnuda como los sistemas NFT o aeropónicos.

Como suele ocurrir con los matones, este hongo irá a la búsqueda de aquellas plantas que ya hayan caído enfermas y presenten indicios de podredumbre en sus raíces. De hecho, el Pythium se define como una enfermedad secundaria, ya que se aprovecha de las cepas dañadas o cultivadas en condiciones mejorables. Los síntomas, por su parte, son fáciles de detectar: el crecimiento de la planta se atrofia, las hojas amarillean y las raíces adquieren una tonalidad amarronada, con una textura similar al lodo y fáciles de romper. Es decir, las consecuencias habituales de la podredumbre de raíces o marchitamiento fúngico.

En un cultivo en interior, es muy probable que esta espora (vive en el agua y en el aire) entre en el cuarto de cultivo a través de tu ropa, calzado o incluso tus manos. También puede colarse por el agua que utilizas para regar las plantas o a partir de las propias herramientas de trabajo y macetas, especialmente cuando las medidas de higiene no son las idóneas. 

En el caso del cultivo outdoor, hay que tener en cuenta que algunos lugares pueden ser más propicios para el desarrollo del hongo. En la naturaleza, este hongo se encuentra a menudo en el suelo del campo, en la arena, en el agua de los arroyos o estanques e incluso en las raíces muertas de anteriores cosechas.

Por lo tanto, una norma fundamental para mantener a raya a este invasor es la limpieza. Trabaja con la norma de la pulcritud y, como con el resto de hongos, procura que la temperatura y la humedad no asciendan demasiado. Además, si un cultivo anterior sufrió esta infección, te recomendamos no cultivar en el mismo lugar. 

Consejos para combatir las enfermedades en las raíces

Antes de comenzar, debes saber que la mejor cura empieza por una adecuada prevención. Mantener a tus plantas sanas desde el inicio del cultivo permitirá que desarrollen una mayor resistencia y sean menos susceptibles de caer enfermas. Por ello, asegúrate de que la zona de cultivo está limpia y utiliza siempre herramientas de corte esterilizadas.

Sé sumamente cuidadoso si deseas trasplantar la cepa de una maceta a otra y conserva una buena ventilación y movimiento del aire, con la intención de que el moho no afecte a las raíces. En este sentido, lo ideal es que la zona radicular viva bien aireada y drenada, limpia y con una temperatura media en torno a los 22 grados centígrados.

Cuando ya hayas llevado a cabo estas tareas iniciales y la zona de cultivo esté limpia como los chorros del oro, entonces ya puedes empezar a plantearte la ayuda de unos hongos beneficiosos para tu cultivo. No te eches las manos a la cabeza, porque la Madre Naturaleza guarda un as debajo de la manga.

Micorriza: una extensión de las raíces

Estos elementos funcionan como una red de pequeños filamentos que se encargan de ayudar a la planta a absorber los nutrientes de forma más rápida y efectiva. Así, construyen una red de líneas como hilillos blancos que permiten que la planta explore zonas del cultivo que no podría descubrir por sí misma. En esta simbiosis entre las raíces y el propio hongo, la micorriza ayuda a la planta a acceder a los nutrientes no móviles del cultivo, como el fósforo y el potasio, vitales para conseguir unos cogollos grandes y compactos.

La microrriza puede ser endomicorriza, es decir, las partes vegetativas del hongo se desarrollan entre las raíces y hasta pueden llegar a entrar directamente en las células radiculares para trabajar en equipo con la planta; o ectomicorriza, que es cuando actúa desde fuera de las raíces, estableciéndose en la superficie. Cuando se encuentra una combinación de las dos situaciones anteriores, esto se conoce como ectendomicorrizas. 

Además, se pueden encontrar productos que incluyan micorrizas para introducir directamente en tierra o coco. El objetivo de estos suplementos no solamente pasa por un aumento en el crecimiento y fortaleza de las plantas, sino que también guarda la esperanza de que la cepa sea más resistente en las situaciones de estrés (fluctuación de la temperatura, exceso o falta de riego y ataques de patógenos en las raíces).

Trichoderma: la vacuna de tus plantas

Este hongo se encuentra prácticamente en todos los substratos y hábitats, así como en la mayoría de suplementos a la venta en los 'growshops'. No les falta razón: todos quieren que este hongo colonizador se asiente en su planta. Una vez dentro de tus raíces, luchará por el trono y no dejará que ningún otro patógeno dañino ponga un pie en su territorio. Así, cuando los hongos Trichoderma detectan la presencia de otros organismos en su reinado, crecen hacia ellos y se enrollan alrededor de los invasores. De esta forma, rompen las paredes celulares y liberan las enzimas, lo que paraliza al organismo atacante y le deja inactivo.

No obstante, este hongo tan agresivo no perjudicará a tus pequeñas, ya que funciona más bien como una vacuna. Cuando penetra varias capas en la raíz, lo que en realidad está haciendo es inducir a la cepa a activar su mecanismo de defensa natural, haciéndolas más fuertes y menos vulnerables a los posibles ataques. Además, según han demostrado algunos estudios científicos, el hongo Trichoderma es compatible con la Micorriza, ya que ambos encuentran el consenso y son capaces de trabajar por separado. Aunque aquel hongo se encuentra en la mayoría de plantas de forma natural, es preferible curarse en salud y añadir un suplemento cada treinta días.

Con estas recomendaciones, ya estás preparado para enfrentarte a los posibles atacantes de tu cultivo. Sin embargo, no olvides que la higiene y prevención es la combinación perfecta para mantener a raya a los invasores. Por lo demás, que la suerte te acompañe.

22/11/2016

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