La península ibérica: ¿la huerta de marihuana de Europa?

  • En los últimos años el consumo de cannabis ha aumentado en Europa.
  • Sin embargo, no todos los países gozan de extensiones de terreno y un buen clima para plantar marihuana y satisfacer la demanda.
  • Algo de lo que sí pueden presumir España y Portugal y que parece que están aprovechando.
  • Mientras en nuestro país se han incrementado las incautaciones de plantaciones, la multinacional Tilray pretende convertir al vecino luso en el principal exportador de cannabis medicinal del Viejo Continente.
  • Si la península ibérica antes era la huerta de Europa para las hortalizas, ahora parece que lo es para la marihuana.

A pesar de que el cultivo no está permitido en ninguno de los dos países, tanto España como Portugal han aumentado su producción de cannabis en los últimos años. Solo en España se han incautado casi 400.000 plantas en 2015, según el último informe elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Por su parte, en Portugal el gigante canadiense Tilray planea abrir su primera plantación de marihuana medicinal en Europa. Una apuesta del Gobierno luso, que solo da concesiones para uso terapéutico, con la que quiere convertirse en el principal productor de este tipo de planta para el continente.

Durante años España ha sido la puerta de entrada del cannabis procedente de Marruecos hacia los países europeos. Sin embargo, parece que esta tendencia está cambiando. Aunque el país africano continúa superando con creces a la producción española (en 2015 Marruecos concentraba 47.000 hectáreas de plantaciones, algo más de la superficie de Bilbao), todo apunta a que han aumentado los cultivadores en España. Al no existir datos oficiales de la producción en nuestro país, esta tendencia se desprende del incremento de las incautaciones de las plantas, que aumentaron un 53,6 % entre 2013 y 2014 y otro 40,3 % el año siguiente.

De ser intermediario a convertirse en productor

En este nuevo escenario en España surgen dos perfiles diferentes de cultivadores a gran escala. Por un lado, están los individuos que apuestan por los cultivos de guerrilla y se arriesgan a plantar en mitad del bosque o los montes, sobre todo del norte de España. A la vez existen grupos organizados de diferentes nacionalidades (españoles, marroquíes, holandeses, italianos e incluso chinos) que invierten miles y miles de euros en acondicionar cultivos de interior donde llegan a conseguir hasta cinco cosechas al año. Esas organizaciones ponen aquí en marcha plantaciones en el interior de naves industriales o en almacenes en zonas rurales.

Una de las razones de esta tendencia ha sido la creciente persecución del cultivo en Holanda, donde a la vez es legal la venta en los conocidos establecimientos 'coffee shops'. Los sucesivos gobiernos conservadores de este país han adoptado una postura de aumento de la presión contra la producción de cannabis, que está impulsando el aumento de la criminalidad asociada así como un descenso de la marihuana de calidad. El objetivo final: reducir al máximo la producción y dejar de ser un destino turístico cannábico. Así, muchos holandeses metidos en este negocio han elegido España como la tierra prometida para continuar con sus cultivos.

A esto se suma la levedad en la aplicación de las multas y penas por el cultivo de cannabis en España, mucho menor que en los casos de tráfico de cocaína y heroína. Aunque una gran parte de la producción de marihuana se localiza en Andalucía (con la provincia de Granada a la cabeza de las aprensiones –1.126 kilogramos de marihuana en 2015– ) el norte de España, por la abundancia de montaña y bosque donde ocultar los cultivos y por su cercanía a la frontera francesa, es uno de los emplazamientos favoritos para estas organizaciones.

Así, más allá de nuestras fronteras, el comercio les sale altamente rentable. En Francia el kilo de marihuana se paga a más de 2000 euros, en países como Finlandia asciende hasta casi 4000 y en España apenas supera los 1000 euros. Siempre a precios de mayorista y en origen, pues en la calle el precio por gramo se multiplica. 

Además, el cultivo en España tiene la ventaja de que el producto ya está en Europa. No hay que cruzar ninguna aduana para meterla en territorio europeo, que es el problema de cualquier narcotráfico a gran escala. Se sospecha incluso que si el incremento del cultivo ilegal de marihuana en España sigue a este ritmo, se abastecería el consumo nacional sin necesidad de traer hachís de Marruecos.

El negocio del cannabis medicinal para Portugal

Por su parte, Portugal lo prepara todo para convertirse en referente del cultivo y exportación de marihuana terapéutica para el resto de Europa. Con el beneplácito del Ejecutivo, la canadiense Tilray ha elegido este país para instalar su plantación en Europa. "Durante los últimos dos años hemos estado trabajando duro para encontrar el lugar adecuado para el cultivo, procesamiento e instalaciones de investigación con el fin de satisfacer la creciente demanda de productos médicos de cannabis de alta calidad en Europa", asegura Brendan Kennedy, director general de Tilray. 

Lo han encontrado en el norte de Portugal, en el Parque de Investigación BIOCANT de Cantanhede, a apenas de 200 kilómetros de la frontera con España. "Portugal tiene el clima ideal para cultivar cannabis, una mano de obra altamente calificada y una vibrante comunidad de investigación", explica Kennedy.

Este nuevo proyecto supondrá una inversión de 20 millones de euros y una previsión de un centenar de empleos. Sus instalaciones se construirán de forma escalonada y ocuparán 25.000 metros cuadrados de invernadero y otros 3000 de instalaciones de procesamiento. Las obras de la primera fase ya han comenzado y se prevé que estarán finalizadas para la primavera de 2018. Entonces habrá varios campos de siembra, un invernadero de 10.000 metros cuadrados y una nave de procesamiento de 1500 metros cuadrados. Además, se incluirá un laboratorio y un banco genético donde continuar en la investigación de la planta y desarrollar nuevas variedades medicinales.

Así, Portugal se convertirá en el principal productor europeo de marihuana terapéutica. Se estima que la mayoría de sus productos se vendan en el mercado alemán, donde a principios de 2017 se autorizó su uso medicinal. Aun así tendrá que hacer frente a los competidores instalados en República Checa y Países Bajos, donde en la actualidad las empresas Bedrocan y MGC Pharmaceuticals copan la producción y distribución a los países europeos.

A pesar de la competencia, Tilray asume el reto con las garantías de su buena ubicación. "Es más respetuoso con el medio ambiente y rentable abastecer a los pacientes europeos de Portugal que desde los climas del norte", apunta Kennedy. Además, sus éxitos lo avalan. A lo largo del último año, Tilray se convirtió en la primera empresa en exportar legalmente productos de cannabis medicinal de América del Norte a Australia, Nueva Zelanda y Sudamérica.

Estos productos se presentan en dos formas: como extractos o flores secas. En el caso de los primeros se trata de extractos de aceite de cannabis que ofrecen diferentes tipos de pureza de marihuana: desde un 80 % mezclado con otros compuestos vegetales naturales hasta la más pura al 98 %. En cuanto a flores, también se puede elegir entre cogollos enteros o mezclas molidas dependiendo de las preferencias de los pacientes.

Tilray no es la única que se aprovecha del clima portugués. La empresa Terra Verde, en la que participa la farmacéutica británica GW Pharmaceuticals, opera desde 2014 en una plantación en Évora desde la que exporta la mayoría de sus productos a Europa.

A vueltas con la legislación cannábica en la península

Los avances hacia el sí a la planta de cannabis son diferentes. En el país luso su cultivo está permitido con licencia expresa de Infarmed, la entidad reguladora de medicamentos. Sus altas exigencias hacen que solo unos pocos puedan acceder al permiso, algo que, según los activistas procannábicos, no favorece a la economía del país, con uno de los climas más perfectos de Europa para acoger las plantaciones de marihuana.

En cuanto a la legalización de su consumo, actualmente Portugal tiene abierto un debate en su Parlamento con dos proyectos de ley presentados por el Bloque de Izquierdas, la tercera fuerza dentro de la Cámara, que pretende aprobarlo tanto con fines medicinales y terapéuticos como recreativos.

Por su parte, España también ha llevado la marihuana a su Congreso de los Diputados. En marzo se aprobó la creación de una subcomisión parlamentaria con los votos a favor de PP, PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos para que estudie regular el uso terapéutico.

Aunque no es legal, en España está despenalizado en el caso del autocultivo, como se desprende de la interpretación del artículo 36.18 de la Ley Orgánica 4/2015 de Protección a la Seguridad Ciudadana, más conocida como ley mordaza. Aun así no se fija ningún tamaño ni número de plantas en la consideración de autocultivo, lo que, en muchos casos, lleva a la confusión de los cultivadores y también se aprovecha para crear plantaciones destinadas a la venta a pesar de estar prohibido. 

Por tanto en España se puede cultivar siempre y cuando la cantidad cubra las necesidades de consumo del cultivador, sea dentro del ámbito privado, no quede a la vista de vecinos y no se realice para la venta a terceros. Tan solo se trata de una despenalización con condicionantes que no se debe confundir con la legalización del cultivo, aunque sí es un paso aperturista hacia el futuro.

En cualquier caso, el aumento de la legalización en los países europeos, especialmente para uso medicinal, ha hecho que la península ibérica incremente sus plantaciones de marihuana. Sus excelentes condiciones metereológicas y sus amplias extensiones de terreno lo convierten en un lugar ideal para el desarrollo de las plantas, lo que auguramos que, en los próximos años, conllevará a una revisión legislativa en favor de la liberalización total del cultivo.

19/12/2017

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