nueva york marihuana medicinal

Nueva York inicia la comercialización de marihuana medicinal, aunque con pasos muy conservadores

  • Desde el pasado 7 de enero, ya se puede adquirir cannabis medicinal en Nueva York. Son cinco las compañías encargadas del cultivo de la planta y puesta a la venta de los productos cannabicos en 20 dispensarios repartidos por todo el estado. Solo los pacientes con graves enfermedades podrán obtener este tipo de medicamentos, pagándolos de su propio bolsillo. Además, por lo que se sabe hasta el momento, la apertura de los establecimientos se hará de forma progresiva. Los médicos deberán superar un curso para recetar cannabis e, incluso, pagar para expedirlo. 
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Nueva York ha querido sumarse a otros 23 estados (y a la ciudad de Washington) para empezar a comercializar cannabis terapéutico. La decisión llega 20 años después de que California se convirtiera en el pionero de la legalización del cannabis con objetivos médicos, pero también después de que los últimos sondeos determinen que el 81 % de los estadounidenses se declaran a favor de la legalización de la hierba con este fin.

Los cimientos de este paso se consolidaron hace 18 meses, cuando la asamblea del estado aprobó un texto legislativo con el fin de que el estado firmara la Ley de Cuidado Compasivo, destinada a que enfermos graves pudieran reducir sus síntomas tomando marihuana. A finales de julio, 5 empresas fueron elegidas de un total de 43 para producir la planta y los productos destinados al usuario final.

Bloomfield Industries, Columbia Care, Vireo Health, Etain y PharmaCann fueron las afortunadas. Bajo su control, además, la comercializarán 20 dispensarios (cuatro para cada una) que irán activándose de forma progresiva en Nueva York, Nassau, Onondaga, Erie, Clinton, Monroe, Suffolk, Broome, Albany, Westchester, Ulster y Queens, ciudades y condados dentro de este estado norteamericano. De momento ocho ya han abierto sus puertas y se espera que para finales de mes todos lo hayan hecho ya.

Fuente | TimeWarner Cable News

Según explica Nicholas Vita, director de Columbia Care, entre 100.000 y 300.000 personas serán las autorizadas a comprar estos medicamentos desde Nueva York. Stephen Dahner, responsable médico de Vireo Health, prefiere ser precavido con las estimaciones poniendo como ejemplo Minnesota, donde su negocio está presente y donde el consumo ha sido menor del esperado.

Aunque los cultivos legales ya existen en ciudades como Denver (Colorado) o San Francisco (California), son muchos los que quieren formar el mejor equipo de horticultores, científicos y farmacéuticos relacionados con el mundo del cannabis y desde la Gran Manzana.

Por esa razón, mientras que la mayor parte de las compañías han preferido abrir sus instalaciones en lugares baratos y cercanos a la frontera con Canadá, Bloomfield Industries ha decidido trabajar en 23.000 metros cuadrados de una zona industrial de Queens, al noroeste de la ciudad de Nueva York, que contará con 5 plantas (cuatro para los cultivos y una para su procesamiento) y alrededor de 100 empleados por el momento.

En sus instalaciones, miles de plantas de marihuana crecen desde hace meses. Las inmediaciones, mientras tanto, están controladas en todo momento por cámaras y personal de seguridad para conseguir que todo salga de forma óptima y garantizar la calidad de lo que van a consumir los pacientes. Según Colette Bellefleur, portavoz de esta entidad, sus dispensarios no serán lugares donde la gente compre marihuana y la consuma directamente, sino que serán centros médicos en los que los pacientes "entren y salgan" de forma continua.

Fuente | TimeWarner Cable News

De acuerdo a las primeras informaciones, los pacientes solo podrán acceder al cannabis en forma de píldoras, aceites, concentrados o gotas y utilizando inhalador o vaporizador, puesto que la ley estatal prohíbe que el cannabis terapéutico sea fumado. En el caso de Bloomfield, su materia prima se venderá bajo la marca Allayent, aunque tienen la intención de poner más opciones en el mercado.

Además, las prescripciones solo podrán destinarse a quienes tengan enfermedades graves como cáncer, sida, VIH, párkinson, esclerosis múltiple, neuropatías, algunas formas de epilepsia o daño en el tejido nervioso de la espina dorsal. Cualquier interesado en hacerse con el producto deberá solicitar un permiso oficial para el que es necesario inscribirse en un registro que abrió el pasado mes de diciembre.

Aunque por el momento no está claro cuál será el precio definitivo de los productos, todo parece indicar que cada paciente tendrá que desembolsar alrededor de 200 dólares al mes (unos 183 euros) íntegros, puesto que ningún seguro médico se hará cargo de este tipo de tratamientos. No obstante, quienes no tengan suficientes recursos tendrán la opción de contar con descuentos.

Demasiadas restricciones

Dahner cree que aunque "las cosas se mueven en la dirección correcta" aún existen muchos tabúes alrededor del cannabis. Además, la ciudad de Nueva York es el lugar que más restricciones pone a los pacientes para que puedan acceder a tratamientos de este tipo, a pesar de la decisión del estado.

Tal vez por eso, la apertura del primer dispensario neoyorquino tuvo pocas visitas en sus primeros días. Tal vez también, porque solo los pacientes muy graves pueden hacerse con la marihuana y porque se necesitan más esfuerzos para dar a conocer el programa entre más gente.

Asimismo, ocurre porque aún son pocos los facultativos que han obtenido el permiso para recetar el cannabis, aunque es posible que sean pocos los que lo han pedido. Al fin y al cabo Nueva York es el único lugar que les obliga a pagar por la inscripción. Además, los profesionales necesitan hacer un curso sobre la planta, si bien no tienen que hacerlo para recetar cualquier otro medicamento.

De momento son 51 los pacientes y 150 los médicos con certificación oficial. Si se espera que miles de personas accedan a los beneficios de este programa, una cantidad muy reducida de médicos obliga a que los enfermos tengan que desplazarse largas distancias, a pesar de sus dolencias, para obtener los productos cannabicos, por lo que la situación generaría más inconvenientes que aspectos positivos.

Según señala Paul Armentano, director adjunto de la Organización Nacional para la Reforma de las Leyes de Marihuana en Washington DC, el programa de Nueva York está diseñado para ser "políticamente conveniente", pero no atiende con efectividad a las necesidades de los pacientes. Cree que este estado aún puede apoyar la utilidad médica del cannabis pero no lo hace.

Armentano también opina que el número de empresas involucradas en la producción de la planta, así como el número de dispensarios que puede controlar cada una (y que se limita a los cuatro que ya gestionan), es muy reducido. Además, dichas entidades han tenido que demostrar "buen carácter moral" para hacerse con el permiso.

Por otro lado, que los cinco privilegiados tengan que poner los cimientos de una nueva industria con tanta premura supone un desafío importante. Es algo que, según los expertos, no se consigue en pocos meses, puesto que se requiere tiempo para cultivar los productos, cuidarlos, procesarlos, convertirlos en el medicamento requerido y probar sus efectos.

Los defensores de la legalización opinan que esta situación ha podido ocurrir porque el programa aprobado por el gobernador Andrew Cuomo es una versión muy suavizada de lo que llevan años pidiendo los activistas. Una versión que ha tenido que superar innumerables enmiendas y que deja a Nueva York a años luz de los estados que ya comercializaban la planta. El estado ha iniciado un camino que, sin embargo, continúa siendo conservador y que posiblemente tenga que superar numerosos obstáculos antes de que cualquier paciente que lo necesite pueda acceder sin límites a fármacos cannábicos. 

12/01/2016

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