Diferencias Indica Sativa

¿Por qué son tan diferentes las variedades Sativas de las Índicas si vienen de la misma especie?

  • Si conoces un poco el mundo de la marihuana sabrás que nada tienen que ver una planta con predominancia Sativa y de una Índica.
  • Mientras que las primeras aportan sensaciones de euforia, con las segundas conseguimos un estado de mayor relajación. Tampoco se asemejan en su patrón de crecimiento ni en sus cualidades aromáticas.
  • Las razones las encontramos en sus diferencias genéticas y en las características climatológicas de sus lugares de origen. 
Diferencias Indica Sativa

Cuando elegimos una semilla de cannabis, una de las primeras preguntas que nos planteamos es qué efectos queremos conseguir con nuestra planta. Para responderla deberemos conocer las diferencias entre las variedades Índica y Sativa. Si buscamos sentirnos más relajados, lo mejor es que te decantes por una Índica, mientras que si lo que quieres es que tu planta te active y encontrarte mucho más eufórico, tu opción ideal será una genética con tintes de Sativa.

Aunque ambas pertenecen a la misma especie herbácea, existen múltiples diferencias entre ellas, no solo en los efectos tras el consumo, sino también en su forma y tiempo de desarrollo y en la estructura de sus cogollos, entre otras razones. Esto se debe principalmente a que, según los botánicos, el cannabis es una especie polimórfica, lo que significa que dentro de una misma especie ocurren variaciones genéticas incluso individualmente. A esto se une la notable capacidad del cannabis a adaptarse a diferentes entornos, lo que hace que con el tiempo y la evolución sus cualidades vayan cambiando de manera significativa.

De este modo existen diferentes patrones de crecimiento, cualidades y efectos dentro del cannabis influenciados no solo por la genética, sino también por el entorno donde se ha desarrollado originariamente.

Hojas Indica Sativa

Las zonas de origen son la clave

Las variedades Índica y Sativa surgieron en diferentes partes del mundo. Las primeras son originarias de las montañas Hindu Kush situadas entre Afganistán y el noroeste de Pakistán, así como del norte de la India, Tíbet o Nepal, mientras que la variedad Sativa ha crecido en climas más cálidos de áreas ecuatoriales de Tailandia, México, Colombia o el sur de India.

Esto ha propiciado que cada variedad se desarrollará atendiendo a las características de cada lugar. De este modo, la planta Índica, ante climas más fríos, con veranos cortos e inviernos duros, tuvo que desarrollar un cuerpo más robusto y compacto (aunque con menor altura, ya que no superan los 2 metros) y sus cogollos se agrupan de tal manera alrededor de los nodos que actúan como mecanismo de protección, ya que estas plantas son capaces de soportar el viento, la lluvia y las heladas. 

Origen Indica Sativa

Mientras, las sativas, autóctonas de lugares donde reina el sol, crecen hasta alcanzar los 5 metros (especialmente si se cultiva en exterior) y desarrollan hojas largas y delgadas. Además, al proceder de países donde hay mucha humedad y temperaturas elevadas, se han adaptado al ambiente creando cogollos grandes y poco compactos que dejan pasar el aire por su interior. Esto facilita la salida de la humedad de la flor al exterior y evita que los cogollos se llenen de hongos tan peligrosos como la botrytis (también conocido como moho gris). Asimismo, dichos cogollos se distribuyen por toda la planta para aumentar también el espacio entre las ramas y así estar a salvo de enfermedades.

Las condiciones climáticas también influyen en las diferencias en los tiempos de crecimiento y floración de ambas variedades. Las sativas, acostumbradas a zonas tropicales con mucho sol, necesitan menos tiempo para el crecimiento vegetativo. Por el contrario, las Índicas, originarias de zonas con bajas temperaturas, son más lentas en su crecimiento, aunque tendrán una floración mucho más rápida, periodo en el que las horas de luz y oscuridad suelen ser las mismas, como ocurre en los climas más austeros.

De igual modo, hay expertos que aseguran que la climatología de sus lugares de origen también ha provocado diferencias en los efectos físicos y mentales que produce cada variedad en sus consumidores. Por ejemplo, en el caso de las Sativas, la incidencia del sol puede ser una de las causantes de una mayor presencia de tetrahidrocannabinol (THC), la sustancia psicoactiva por excelencia del cannabis. De este modo, aquellas que provienen de zonas más soleadas son más potentes y con efectos mucho más complejos.

Por tanto, las Sativas se caracterizan por producir un efecto eufórico donde la percepción de los colores y los sonidos se acentúa y la creatividad y el pensamiento se estimula. Por ello consigue excelentes resultados para personas con depresión o falta de apetito, entre otras.

Mientras tanto, las Índicas, con menor presencia de THC y niveles más altos de CBD, provocan sensaciones relajantes tanto a nivel físico como mental. Se recomiendan para tratar temblores, espasmos o dolores.

THC Indica Sativa

¿Pero por qué el cannabis produce más o menos THC?

La estructura genética del cannabis es mucho más compleja de lo que a simple vista podemos imaginar. El THC es uno de los 100 compuestos producidos por la marihuana llamados fitocannabinoides. También conocidos como cannabinoides naturales o herbáceos, son específicos del cannabis y se producen en los tricomas, unas glándulas de resina que comienzan a desarrollarse nada más que la planta empieza a crecer.

Algunos estudios argumentan que la utilidad del THC podría residir en mantener alejados a predadores y patógenos, mientras que otros ven su función protectora de los rayos nocivos del sol como el motivo principal. En unos y otros casos, la razón fundamental es que el THC actúa como un mecanismo de defensa ante los agentes externos que pueden perjudicar a la planta. Así lo ha reflejado una investigación publicada en la prestigiosa plataforma 'online' Frontiers Plant Science, donde se argumenta que sustancias cannabinoides tales como el THC son, efectivamente, productos químicos defensivos destinados a salvaguardar la supervivencia de la especie.

Sin embargo, no solo llevan a cabo estas tareas defensivas, sino que también son cruciales para establecer comunicación y ejercer efectos en otras plantas o animales, así como para atraer a otros organismos beneficiosos que les permiten protegerse de plagas o llevar a cabo la polinización o la dispersión de semillas. De este modo, a pesar de no estar directamente relacionados con el crecimiento de la planta, el THC sí cuentan con un papel relevante que les facilita su bienestar a lo largo de todo su ciclo de vida.

No solo quedan ahí sus posibles funcionalidades. Una investigación de la Universidad de Maryland determinó que el THC también actúa como protector de los efectos nocivos de la luz en el cannabis. Un exceso de rayos ultravioleta puede causar daños temporales o irreversibles al aparato fotosintético, al sistema de reproducción o a los procesos de división celular. De este modo, el tetrahidrocannabinol se convertía en una pantalla protectora que cumple funciones similares a la pigmentación de la piel humana y mantiene a salvo a la planta de las excesivas radiaciones ultravioletas.

Esta particularidad también ha podido llegar a condicionar el desarrollo de los distintos tipos de plantas de marihuana. Así lo aseguran en un estudio publicado en 1994 en el 'Journal of the International Hemp Association', donde se afirma que la elevada radiación existente en los trópicos puede haber influido en la evolución de las variedades Sativa. Incluso distintos cultivadores han afirmado que no hay duda de que las variedades más potentes de cannabis vienen de regiones donde los rayos solares son más intensos, hasta tal punto que la fuerza y complejidad de los efectos de esas cepas están relacionadas casi directamente con los niveles de radiación ultravioleta a los que ha sido sometida la planta.

Cogollos Indica Sativa

La comunidad científica no lo tiene tan claro

No todos aceptan las diferencias entre Índicas y Sativas. El doctor Ethan Russo cree que estas cuestiones son mitos e incluso los clasifica como "completas tonterías". Este neurólogo y presidente emérito de la prestigiosa International Association for Cannabinoid Medicines (también conocida por sus siglas, IACM) cree que incluso esta clasificación es un invento: "Todos preferimos conceptos simples para explicar sistemas complejos, pero esto es inútil e incluso peligroso en el contexto del cannabis", aseguró.

Para él y otros científicos, los verdaderos responsables de las diferencias entre efectos tan antagónicos son los terpenoides de la marihuana. También conocidos como isoprenoides, estos compuestos orgánicos comprenden al menos 20.000 moléculas distintas. Se diferencian de los conocidos terpenos en que son fruto de sus combinaciones de hidrocarburos y pueden contener elementos químicos adicionales, por lo que es un concepto mucho más amplio. 

De este modo, es más probable, aseguran, que el causante del efecto analgésico sea el terpenoide citral que el haber clasificado la variedad como Índica. Estos compuestos también son los responsables del olor: por ejemplo, el nerolidol, que aporta un aroma amaderado fresco, o el conocido eucalipto, un monoterpenoide con propiedades antisépticas, antibacterianas y antiinflamatorias.

Ahora bien, también existen expertos que aseguran que los terpenos y terpenoides se han desarrollado en una variedad u otra en función de la genética y las condiciones ambientales de sus zonas de origen.

Sea como fuere, siempre que compremos una semilla de cannabis para cultivar debemos hacerlo en un lugar de confianza donde nos informen debidamente de las particularidades y efectos de la planta. En el catálogo de Dinafem puedes encontrar todos los datos de cada una de nuestras variedades.

05/04/2018

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