uruguay legalizacion marihuana

El nuevo gobierno de Uruguay levanta el pie del acelerador: la legalización de la marihuana, al ralentí

  • Uruguay ha sido desde 2013 un gran ejemplo de tolerancia, respeto y libertad en materia cannábica. Tras el relevo de José Mujica al frente del gobierno, las cosas podrían cambiar. De momento, el nuevo presidente toma con mucha cautela la legalización, mientras sus opiniones pasadas delatan el poco amor que siente por el cannabis. Además, la ONU vuelve a presionar al país aprovechando el cambio de mandatario. ¿Llegará a materializarse este desencuentro en una región pionera en cuanto a la regularización de la marihuana?
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A principios de marzo, Uruguay estrenaba presidente mientras se despedía de José Mujica, un gran ejemplo de cómo hacer política cercana al pueblo, de saber comportarse como un ciudadano más sin privilegios. Un político que apostó de manera decidida por la legalización de la marihuana, convirtiéndose en un referente mundial.

Ahora la principal preocupación de los ciudadanos es comprobar si Tabaré Vázquez, su sucesor, continuará mirando hacia el cannabis y seguirá por el camino trazado por el anterior equipo de gobierno. Y es que, más de dos años después de la regulación, las semillas que plantaron aún no han dado muchos frutos.

Mientras Mujica estaba en el cargo, sorprendió al mundo legalizando por completo la producción y venta de marihuana en el año 2013. Puso la cadena de producción en manos del Estado, y abrió la puerta a varios escenarios para adquirir marihuana: que los ciudadanos pudieran cultivarla por sí mismos, que se unieran a un club social de cannabis o que la compraran directamente en la farmacia.

De momento, el nuevo presidente de Uruguay se ha comprometido a continuar con la política de legalización, aunque también ha decidido dejar para más adelante la aplicación de una de las partes esenciales del plan propuesto por Mujica: la venta pública de marihuana en farmacias. Vázquez actúa con cautela, influido por la presión de Naciones Unidas, que ha advertido al país sobre su política de legalización del comercio de marihuana, que consideran "incompatible" con los tratados internacionales antidrogas, criticándolo directamente por su aperturismo.

En marzo del pasado año, el expresidente José Mujica se plantó frente a las declaraciones de Raymond Yans, presidente de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), quien había reclamado a Uruguay que frenara su plan porque "pondría en grave peligro la salud pública". La JIFE volvió a cargar contra Uruguay hace algunas semanas por seguir "de forma unilateral" el camino de la legalización del cultivo y comercialización de cannabis.

De momento, y aunque quince clubes de cannabis han comenzado a operar y los cultivos también se han iniciado, Vázquez ha pospuesto la venta de marihuana en farmacias alegando que el país aún no está listo para poner en práctica esa medida. Ha afirmado públicamente que quiere que un proyecto de este calibre tenga éxito, y ha declarado que "si cometemos un error por correr, fallamos. Nosotros no queremos depender de plazos". Por eso, al parecer, la fecha para llevar a cabo este proyecto se ha dejado en stand-by.

Mientras tanto, Milton Romani, secretario de la Junta Nacional de Drogas, ha asegurado que Vázquez va a cumplir la ley. Sostiene que habrá venta en farmacias, pero que el nuevo presidente lo único que quiere es que las cosas "se hagan bien". Además, ha agregado que el proyecto tenía que retrasarse casi por obligación, ya que las empresas implicadas en él no están entregando los documentos requeridos a tiempo. Aún faltan también los equipos necesarios para vender cannabis en las farmacias de forma controlada.

Romani ha explicado que, ahora mismo, el primer desafío al que se enfrenta Uruguay es que los niveles de producción concuerden con el número de empresas que van a participar en el programa y con la cantidad de usuarios que van a comprar el producto. Una tarea que no es sencilla y que requiere tiempo para optimizar los resultados.

De los 22 candidatos, nacionales y extranjeros, quedaron once para una segunda etapa y uno de ellos se retiró al considerar que no era un buen negocio. De estos diez, el gobierno deberá elegir entre tres y cinco y otorgarles un terreno en San José para comenzar la plantación. Según datos de la JND, en la primera semana de marzo había productores que todavía no habían presentado la documentación necesaria para la selección final. El secretario de la JND dijo también que ya tienen semillas de marihuana listas para la siembra, etapa que vendrá tras la aprobación de las empresas participantes.

Sin embargo, según los propios productores, la instalación de la maquinaria y el proceso biológico de la planta llevarán a que el producto final, la marihuana, no esté en las farmacias antes de los próximos tres meses. Eso como mínimo y utilizando variedades de marihuana autofloreciente.

A pesar de las tareas burocráticas y de que el Gobierno uruguayo asegure que cumplirá su promesa, Vázquez ya ha declarado públicamente que no lo convencía la venta de marihuana en farmacias, entre otras cosas por cuestiones de seguridad, y que no apoya el consumo. Incluso el año pasado sugirió que una base de datos de productores nacionales (que Mujica había impulsado) tal vez podría servir al gobierno para rehabilitar a algunos fumadores. Ya en 2012, mientras se discutía por primera vez la posible legalización, Vázquez opinó que nadie debería consumir marihuana porque, según él, produce daños y "efectos psicológicos, psiquiátricos y neurológicos".

Asimismo, Vázquez manifestó su deseo de iniciar un debate profundo sobre esta cuestión, y consideró que, antes de que la regulación se llevara a cabo, era necesario impulsar un análisis integral entre todos los países de la región para conocer qué pensaban y cómo lo harían ellos. Ya por aquel entonces consideraba que este era un tema complejo y trascendente, e incluso tenía la esperanza de que la intención del gobierno fuera únicamente la de controlar el consumo entre los que "reconocieran su drogadicción".

Añadió que la marihuana causa tanto daño o más que el tabaco y que "es mejor no fumar nada", por lo que le parecía "insólito" que Mujica quisiera que las farmacias vendieran marihuana, aunque defendió que vería con buenos ojos un consumo regulado (por suerte para los que tienen esperanzas en el sistema uruguayo).

A pesar de estas declaraciones, el expresidente Mujica ha intentado reducir las diferencias entre él y Vázquez alegando que ambos pertenecen a un proyecto político que importa a todos, y que es una tarea complicada que requiere tiempo. El propio Vázquez defiende que quienes desconfían de su mandato y piensan que no cumplirá la ley están equivocados. "No puede confundirse el hecho de que nosotros seamos más cuidadosos con que haya continuidad en el proyecto. Continuidad y cumplimiento con la ley va a haber", ha asegurado.

De momento, y aunque los hechos podrían tomar un rumbo que los defensores de la marihuana nunca apoyarían, parece que el nuevo gobierno se compromete a seguir adelante por la senda de legalización, solo que más despacio. Nada afectaría más a Uruguay y al compromiso con sus ciudadanos que dar marcha atrás a este proceso que comienza a estar maduro. Si los uruguayos ya echan de menos a Mujica, es posible que lo hagan mucho más si Vázquez sigue levantando el pie del acelerador en materia de legalización del cannabis.

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25/03/2015

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