Situación de la marihuana en Jamaica

La industria del cannabis comienza a despegar en Jamaica

  • El mito de Jamaica como un paraíso cannábico, donde la marihuana está muy respaldada, ha residido durante años en el imaginario colectivo. Sin embargo, el país caribeño ha tenido una de las legislaciones más duras del mundo durante décadas.
  • Después de una importante reforma legal en 2015, el Gobierno afronta cómo desarrollar una incipiente industria cannábica en una de las regiones más privilegiadas para ello, por cultura y clima. Una empresa de Canadá ha empezado a invertir en la isla para identificar y preservar las variedades de marihuana autóctonas.
  • Sin embargo, el despegue de la industria sigue muy pendiente del paradigma legal a nivel federal en Estados Unidos, uno de sus principales socios económicos.
Situación de la marihuana en Jamaica

Jamaica siempre será un lugar especial, casi sagrado, para todos los amantes del cannabis. La historia de la música 'reggae', la figura de Bob Marley, el estilo de vida rastafari… Simbólicamente, la historia reciente de esta pequeña isla del Caribe ha estado muy ligada a la cultura de la marihuana. Sin embargo, Jamaica nunca fue el paraíso cannábico que habíamos dibujado en nuestro imaginario colectivo: durante más de 100 años la actitud de los distintos gobiernos hacia la marihuana fue hostil. La prohibición y las fuertes represalias han marcado un siglo XX lleno de persecuciones y encarcelamientos, especialmente contra la cultura rasta.

De la persecución a la normalidad

Las penas por posesión en Jamaica podían llegar a los 18 meses de cárcel, mientras que el cultivo y la venta estaban penadas con 5 años de prisión. El país dio un paso de gigante en 2015, cuando se aprobó una nueva normativa que despenalizaba la posesión hasta un máximo de dos onzas (unos 57 gramos). También legalizaba el cannabis para usos médicos, científicos o terapéuticos, siempre y cuando se tuviera receta del doctor o licencia para investigar. Los extranjeros también pueden conseguir marihuana en un establecimiento legal si cuentan con una receta válida de cannabis medicinal de su país de origen.

Hasta el momento, el Gobierno ha emitido 15 licencias comerciales. Una de las más populares es la que tiene Balram Bali Vaswani, un magnate jamaicano que pretende actualizar y modernizar la cultura cannábica del país. El empresario abrió en marzo Kaya Herb House, un balneario cannábico en Ocho Ríos, en la costa norte de la isla. El establecimiento cuenta con cafetería, dispensario y hasta una parte de cultivo. La idea de Vaswani es la de llevar la cultura del 'coffee shop' de Ámsterdam. Y aunque se jacta de ser el único dispensario legal de Jamaica, los clientes necesitan receta médica. En cualquier caso, el balneario cuenta con un médico personal para concertar citas.

Jamaica y marihuana

La fuerte inversión extranjera

Desde 2015, el motor económico del cannabis en Jamaica ha comenzado a desengrasarse. Muchos señalan en el país que las licencias son pocas y que solo están al alcance de los más ricos. Por ello, el desarrollo económico estaba siendo lento. Sin embargo este verano las expectativas han comenzado a dispararse con una de las inversiones más importantes que ha recibido la isla en años. Jamaica Medical Cannabis Corporation (JMCC), una compañía exportadora de cannabis medicinal con participación canadiense y jamaicana, firmó un acuerdo para invertir 2 millones de dólares (1,73 millones de euros) en un proyecto a diez años para identificar, analizar y preservar las variedades autóctonas de cannabis en Jamaica.

"JMCC está totalmente comprometido a apoyar a la industria del cannabis medicinal jamaicano de todas las formas posibles y garantizar que haya beneficios duraderos para el país y su gente", dijo Diane Scott, directora ejecutiva de la empresa. Scott cree que a medida que el cannabis medicinal crece en popularidad en el país, existe una amenaza real de que las cepas locales únicas se pierdan o se contaminen debido a la hibridación. Jamaica cuenta con muchas de las mejores variedades del mundo, sobre todo Sativas, por lo que la industria mundial ha puesto los ojos en el desarrollo del mercado nacional para salvaguardar estas cepas únicas.

Este intento de modernización del paradigma cannábico jamaicano puede ser la base definitiva para el impulso de su industria. Los cannabicultores locales continuarán preservando sus variedades en propiedad pasándolas de generación en generación en sus familias y pequeñas empresas. La idea es que soliciten las patentes de sus semillas antes de que las compartan.

Cogollo de marihuana en Jamaica

Un desarrollo pendiente de Estados Unidos

Desde 2015 el desarrollo de la industria y la política legal del cannabis ha sido lento y mesurado. ¿La razón? Estados Unidos. "Tenemos mucho más en juego que grandes potencias como Canadá. Nuestro sistema financiero atraviesa los Estados Unidos; recibimos ayuda, dinero y remesas", explica Cindy Lightbourne, presidenta del Cannabis Licensing Authority (CLA) de Jamaica. Si bien Canadá, al ser una de las potencias del G-7, tiene una posición privilegiada en geopolítica para impulsar una legalización total del cannabis y poner el debate internacional sobre la mesa, Jamaica sigue siendo una economía vulnerable en el contexto mundial.

Los movimientos de Jamaica deben ser muy medidos para no desafiar los tratados internacionales. En concreto, los acuerdos que se firmaron en la Convención Única de las Naciones Unidas sobre Estupefacientes de 1961, que inciden en la política federal de Estados Unidos sobre el cannabis. Este mismo obstáculo, que frena el crecimiento de la industria estadounidense fuera de los estados donde es legal, afecta a Jamaica. "Cada vez que un dólar tiene que salir de Jamaica, todos los bancos en Jamaica tienen un banco corresponsal en Nueva York, y esos bancos corresponsales están regulados por el Gobierno federal", explica Lightbourne. "Si el banco corresponsal percibe que los fondos son ilegales en sus términos federal, pueden cerrar la relación correspondiente del banco, lo que sería una sentencia de muerte para nuestra economía", añade.

Debido a la dependencia de Jamaica con Estados Unidos para el comercio y el turismo, el Gobierno nunca siguió adelante con los intentos de reformar la ley de cannabis a fondo. Esto ha llevado a muchas tensiones sociales desde el comienzo del aperturismo. La renovada política cannábica jamaicana otorga cierta inmunidad a los ciudadanos para poseer o cultivar cannabis, pero les deja fuera del sistema y la industria si no tienen licencia.

Rastafaris fumando marihuana

Por ejemplo, la comunidad rastafari, quizá la más activa del país en materia cannábica, se encuentra fuera de esta floreciente industria cannábica. Son mucho los que alzan la voz para cambiar esto, como Bambaata Marley, hijo de Bob Marley. "Lo que estamos defendiendo es que el Gobierno se asegure de que los rastafaris y el pueblo puedan competir en esta industria, participar de manera significativa y beneficiarse espiritual y económicamente", dice Marley.

Jamaica se asoma a un futuro prometedor, pero parece que una vez más es la política federal de los Estados Unidos la que tiene la sartén por el mango. Sin duda es la pieza de dominó más importante que tumbar para que la industria cannábica internacional florezca de manera definitiva.

04/10/2018

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