#Regulación2017; Caminante no hay camino, se hace camino al andar…

  • Iker Val, coordinador de la Fundación Renovatio y miembro de la comisión técnica de Regulación Responsable, hace balance en este artículo de cómo ha funcionado este año 2017 en el ámbito del activismo cannábico en España.
  • En su opinión, el año 2017 ha sido un año clave para el avance en la legalización del cannabis en España ya que, en mayor o menor medida, todos los partidos políticos parecen estar dispuestos a "abrir el melón" de la marihuana en 2018.
  • Sin embargo, advierte de que la "baja calidad democrática" del país, junto con la división y falta de coherencia dentro del movimiento pro legalización, pueden ser obstáculos que ralenticen la consecución de una regulación adecuada e integral. Aún así, se muestra optimista y considera que "vamos por el buen camino".

El movimiento social del cannabis en España ha recibido un regalito envenenado del Tribunal Constitucional durante los últimos días del año. Un regalo que debe servir para hacer balance y análisis de un año, que si bien ha superado las expectativas de muchos que han trabajado duro como la Plataforma Regulación Responsable, para otros se ha quedado sólo en un simple Hastag de Twitter #Regulación2017, ya que esperaban sentados a que se produjese el milagro de la regulación del cannabis en España.

Empecemos por el final. El último pronunciamiento del TC ampara parcialmente a los miembros de la asociación EBERS, una de las condenadas en 2015 por el Tribunal Supremo, y anula la sentencia de este Tribunal que les condenaba, obligando así a repetir el juicio. Pese a que pueda parecer ésta una buena noticia, ya que además se intuye que los otros tres casos podrían seguir este mismo camino, leyendo a fondo la sentencia, observamos que no es más que una vuelta al tribunal para que éste les vuelva a condenar ya que el Constitucional no ampara por los motivos de legalidad y proporcionalidad que representan el fondo de la cuestión, si no que sólo alega la falta de indefensión en una de las instancias.

Lo que sí consigue esta sentencia es blindar algunos de los preceptos emitidos por el Supremo para que el futuro recurso a Estrasburgo no pueda alegar que no hubiera audiencia en segunda instancia. Por si esto fuera poco, en el contenido de la sentencia encontramos señuelos de por dónde podrían ir las resoluciones de las regulaciones territoriales recurridas también al Constitucional. Pues bien, pocos días después de el citado regalito, justo antes de Navidad, salía la sentencia del TC en relación a la ley Navarra, dejando bien cerrada la puerta a una regulación que no venga del legislativo a escala nacional, la cual siempre será susceptible de ser recurrida de nuevo a este Tribunal de mayoría conservadora. Cataluña y Euskadi seguirán la misma línea. Como últimamente le dicen al pueblo catalán, "cambien ustedes la Constitución, con cambiar la ley no basta".

2017: año clave en el movimiento en pro de la regulación

Este año 2017 ha sido clave en el movimiento en pro de la regulación del cannabis. España no es Colorado, pero tampoco es Uruguay. El papel de la sociedad civil ha sido clave, así como las iniciativas que han impulsado sus más que diversos actores. Prácticamente todos los Parlamentos de las Comunidades Autónomas en España apoyan que se abra un debate institucional para una nueva regulación del cannabis en la primavera del 2018, una vez acabada la ponencia del Alcohol y Menores en la Comisión Mixta. En este sentido, existe un compromiso de los partidos políticos para abrir el melón del cannabis y éste será un proceso elemental en el que el activismo deberá tener un papel coherente con sus propuestas.

Las propuestas de regulación a nivel estatal actualmente son muy diversas. Incluso un grupo de técnicos cualificados (GEPCA) ha presentado su modelo de regulación en línea con las demandas del movimiento. España empieza a estar presionada a un cambio, debido al escenario internacional y a las diferentes experiencias de regulación de mercados que se están produciendo en diferentes países del globo. Aún así, la baja calidad de la democracia en la que vivimos va a retrasar cualquier modificación legislativa y es por esto que el movimiento no puede esperar, no debe esperar, ni confiar a los políticos la reforma de las políticas del cannabis, porque así nos tiraremos otros 20 años sin lograr llegar a un escenario que reduzca la inseguridad jurídica o que evite la conculcación de derechos de millones de usuarios de cannabis.

El movimiento necesita superar bucles ideológicos y ponerse a trabajar con coherencia y de manera coordinada para impulsar iniciativas desde un principio de respeto y coparticipación con el poder legislativo. ¿De qué nos sirven hipótesis sobre cuándo llegará la regulación?. Lo importante es trabajar en la misma línea de mínimos, unidos en lo básico y con un discurso coherente que materialice el cambio. Algunos dirán que esta falta de unión se debe a que todos no defendemos lo mismo, pero eso no es cierto. Independientemente de la fórmula final de regulación que se implemente, todos tenemos claro qué 5 pilares hay que abordar para que una regulación sea eficaz, y dado que vivimos en una sociedad de consumo en un sistema globalizado, hay cuestiones de las que no se puede escapar. Mejor ser realistas y trabajar duro.

Conductas dañinas, misóginas y patriarcales

Una nueva ley del cannabis obviamente no depende del movimiento al 100%, ni de plataformas como Regulación Responsable. A veces observo conductas muy dañinas, misóginas y patriarcales que hacen responsable a RR de la evolución de los acontecimientos. Esto sólo deja entrever la poca preparación y falta de visión de campo de algunos representantes del movimiento y la tremenda tarea que tenemos por delante.

Sería útil impulsar mesas de coordinación entre actores del movimiento para compartir estrategias de acción. Muchas veces observo cómo se pisan entre ellos por no compartir la información. Supongo que los años desgastan y que el escenario ha ido girando a contornos represivos sin precedentes. Asimismo ha habido que gestionar la frustración que generan las altas expectativas que surgieron a raíz del proceso de madurez de los Clubes Sociales de Cannabis durante el período de 2010-2017. Nadie dijo que iba a ser fácil y como cualquier otro movimiento social la lucha perdurará incluso una vez conseguidos los objetivos. Mi amigo Diego Silva, de Uruguay, me suele recordar cómo aún hay que seguir formando a jueces, policías y fiscales para la correcta implementación de la Ley, ya que aún se sigue metiendo a gente en la cárcel injustamente.

Estoy convencido de que, a pesar de las diferencias y las interferencias, estamos en el camino correcto. Cada vez hay una mayor visibilización del fenómeno, los discursos están más ajustados y las herramientas que se diseñan e implementan son más útiles y están dando resultado. Cada vez hay más consenso y el legislativo se siente más presionado. También hay que hacer autocritica sin duda y dejar espacio al relevo generacional, a la gente joven. Los que llevan ya muchos años deben dar pasos atrás, hacer de consultores pero no de padres como hacen algunos, la transversalidad es un concepto complejo de difícil aplicación que sólo la práctica constante hace que sea realidad.

Me despido del año, mandando energía y fuerza a todos aquellos representantes de CSC y autocultivadores que estén atravesando procesos judiciales. Ese es el frente más duro, la primera línea de las barricadas. A todos ellos mi respeto y admiración. Al menos en 2018 Pannagh, Ebers y 3 Monkeys tendrán una nueva oportunidad de defender ante el Tribunal Supremo su inocencia y la posibilidad de que se admita el error invencible, evitando así parcialmente las consecuencias negativas del modelo actual de regulación del cannabis.

27/12/2017

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