La policía clausura en Donostia uno de los mayores clubs de cannabis de España, con más de mil socios

  • Un millar de usuarios de cannabis donostiarras tendrán que recurrir al mercado negro (con las consecuencias que ello conlleva) tras la clausura la semana pasada del club de cannabis Strain Hunters de la capital guipuzcoana, uno de los mayores de España y que está siendo investigado por un posible delito contra la salud pública. La Ertzaintza ejecutó la orden de cierre dictada por el Juzgado de Instrucción número 4 el pasado martes tras una redada en la que se incautó de cuatro kilos de marihuana, así como de dinero en efectivo, ordenadores y documentación.

Paradójicamente, se trata de la misma cantidad de marihuana que la Policía vasca ya detectó en otra revisión anterior hace unos meses y que los responsables del club ya vincularon con la cantidad mínima para la distribución autorizada de hierba entre los socios. Tanto el presidente de la asociación, cuyo domicilio fue registrado, como el secretario y el tesorero se encuentran imputados en la actual investigación, que se encuentra bajo el secreto de sumario

El local Strain Hunters, propiedad del banco de semillas holandés Green House, abrió sus puertas hace casi dos años, poco antes de la entrada en vigor de la ordenanza de ubicación de clubes de cannabis, que aprobó el Ayuntamiento de Donostia por unanimidad y que acaba de ser avalada por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV). Ubicado en la calle Miguel Imaz, 2, justo enfrente de la Playa de la Zurriola y en pleno barrio de Gros, el club se había convertido en poco tiempo uno de los locales de moda de la ciudad, pues también tenía servicio de bar y restaurante.

De hecho, obtuvo su licencia de actividad como una sociedad gastronómica, al no existir ordenanza al respecto de estos clubs de cannabis cuando se inauguró. Actualmente la asociación sí está registrada como club cannábico, según la ordenanza municipal que está vigente en Donostia y que permite el consumo de cannabis en espacios cerrados a mayores de edad.

El juzgado analiza ahora si, además de esta actividad, el local podría incurrir en actividades de tráfico de estupefacientes. El elevado número de socios del Strain Hunters de Gros podría estar en el origen de la investigación, que ha sido impulsada por la fiscalía antidroga de Gipuzkoa y que pretende conocer si la actividad del local se limita a vender cantidades de cannabis para el autoconsumo a sus socios o si lo vende en cantidades superiores, lo que podría enmarcarse dentro del delito contra la salud pública. Por ahora, y como medida cautelar, el local permanecerá cerrado durante varias semanas por orden del juzgado.

No es la primera vez que este local de Strain Hunters sufre la presión y el acoso de la policía. En varias ocasiones, la Ertzaintza se ha apostado en el exterior del local con el fin de controlar a a los socios y comprobar si las cantidades de droga que portan son compatibles con el autoconsumo. Durante el cierre del local, algunos de ellos mostraron su rechazo cuando fueron cacheados en plena calle, como si fueran delincuentes y a la vista de los transeúntes.

La operación se ha producido después de que el pasado 7 de abril entrara en vigor la Ley de Adicciones del País Vasco que reconoce la existencia de clubes cannábicos, así como "el desarrollo y el trabajo que deben hacer". El Parlamento vasco ya reclamó con esta ley seguridad jurídica para los clubes de cannabis porque "llevan funcionando desde hace tiempo en Euskadi y realizan un trabajo de autorregulación del consumo de marihuana de forma ordenada y responsable".

La clausura del club de Strain Hunters es un nuevo mazazo de la Justicia a este tipo de asociaciones, que denuncian un aumento de la represión tras las sentencias dictadas en contra por el Tribunal Supremo, sobre todo contra asociaciones de más de 300 miembros y abierta a nuevas incorporaciones, al entender el Alto Tribunal que colma las previsiones del delito contra la salud pública previsto en el artículo 368 del Código Penal y no encaja en un supuesto de cultivo compartido no punible.

Sin embargo, las asociaciones más pequeñas (incluso algunas con media docena de socios) también están denunciando redadas e incautaciones por parte de las fuerzas de seguridad. En Donostia hay en la actualidad 38 asociaciones cannábicas registradas, aunque tras los últimos acontecimientos, algunas han dejado de funcionar por miedo a las consecuencias tras las sentencias del Supremo, que incluyen abultadas multas e incluso años de cárcel en caso de condena a sus juntas directivas.

19/06/2016

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