Identifican 33 marcadores genéticos clave en la producción de cannabinoides: el futuro del breeding ya está aquí

  • Un estudio científico ha logrado identificar 33 marcadores genéticos que influyen directamente en la producción de cannabinoides.
  • Un hallazgo que puede cambiar para siempre el desarrollo de variedades de cannabis, afinando la creación de perfiles de cannabinoides específicos diseñadas para cubrir diferentes necesidades, tanto en el ámbito medicinal como en el recreacional.
  • Un salto en la innovación y la tecnología aplicada al cannabis que podría acelerar los procesos de crianza de nuevas genéticas, y optimizarlas.

La ciencia sigue revelando secretos que el cannabis ha guardado durante milenios. Nuevos datos salen a la luz gracias a la legalización, que ha hecho posible que en las últimas décadas, se realicen investigaciones científicas sobre esta planta.

Una nueva mirada que promete revolucionar el cultivo, la investigación y los usos terapéuticos de esta planta.

Entre estos avances se encuentra un nuevo estudio publicado en la revista científica The Plant Genome que ha identificado 33 marcadores genéticos que inciden directamente en la producción de cannabinoides.

Este hallazgo representa una evolución crucial hacia el desarrollo de variedades de cannabis con composiciones muy específicas. Digamos que, de implementarse esta nueva información a la creación de cepas, se podrían diseñar genéticas de marihuana a la carta, plantas más eficaces a la hora de cubrir necesidades determinadas y adaptadas tanto al uso médico como recreativo.

¿Qué son los marcadores genéticos del cannabis y por qué importan?

Los marcadores genéticos son secuencias específicas del ADN que se asocian con ciertos rasgos de una planta (color, perfil de terpenos, morfología, perfil de cannabinoides, vigor, etc).

En el caso del cannabis, estos marcadores, una vez identificados, es decir, una vez se sabe para qué rasgo codifican, permitirían a los científicos predecir características como la cantidad y el tipo de cannabinoides que producirá una cepa, sin necesidad de esperar todo el ciclo de cultivo.

Esto, no solo acortaría los tiempos de selección y mejora en los procesos de breeding, sino que los haría más precisos, aumentando el control de los criadores sobre su trabajo: permitiría orientar los esfuerzos hacía composiciones muy concretas.

El estudio: un mapa genético del cannabis

Esta investigación ha sido llevada a cabo en la Universidad Laval, en Quebec (Canadá), donde se ha analizado el genoma de 174 ejemplares de marihuana con diferentes perfiles de cannabinoides.

Con esta cantidad de plantas, el equipo llevó a cabo un exhaustivo examen de miles de marcadores moleculares en su ADN, y así es como consiguieron encontrar la relación entre algunos de ellos y los niveles de producción de THCA, CBDA, CBNA, entre otros cannabinoides.

El estudio identificó 33 fragmentos del ADN que influyen en la producción de distintos cannabinoides, como el THC o el CBD. De hecho, uno de los hallazgos más llamativos fue una zona muy extensa del ADN asociada a las variedades más ricas en THC, algo que podría ser clave para entender por qué algunas cepas son especialmente potentes.

¿Qué implicaciones podrían tener estos hallazgos en la industria cannábica?

Los investigadores que han llevado a cabo este estudio aseguran que el uso de estos marcadores podría cambiar radicalmente la manera en la que hoy en día se producen las nuevas variedades de marihuana.

Recordemos que, actualmente, los técnicos realizan una selección con aquellas plantas que muestran los rasgos deseados y hacen cruces para conseguir un genotipo que resulte ser la unión de estas características deseadas. Esto, no siempre sale a la primera, además, se debe hacer un trabajo posterior para estabilizar estos rasgos y que, de este modo, se transmitan a la siguiente generación sin demasiada variabilidad genética; cuando hay genes recesivos que se expresan en algunos de los individuos de la siguiente generación, es decir, rasgos NO deseados, se dice que la genética no es demasiado estable, a mayor estabilidad genética (homocigosis en el ADN de la planta), más parecidas serán las plantas entre sí de una variedad en concreto, pongamos por ejemplo OG KUSH.

Este "rudimentario" escenario podría cambiar muy pronto, ya que los investigadores de este estudio aseguran que el uso de estos marcadores permitirá:

  • Acelerar los programas de mejora genética, reduciendo drásticamente el tiempo y los costes respecto a los métodos tradicionales.
  • Seleccionar variedades con precisión desde etapas tempranas, sin necesidad de realizar cultivos completos para comprobar sus características.
  • Desarrollar nuevas variedades de cannabis con perfiles cannabinoides ajustados a necesidades médicas concretas o preferencias recreativas.

Esto abriría la puerta a una era en la que la experimentación a ciegas cedería el paso a la biotecnología avanzada.

Posibles aplicaciones prácticas: breeding de precisión

Como acabamos de mencionar, hasta ahora, el desarrollo de nuevas variedades requería de tiempo, incluso años, ya que debían comprobarse que los genes que se querían seleccionar, efectivamente se expresaban en la descendencia. Sin embargo, con estos marcadores, los breeders a partir de ahora podrían:

  • Identificar con mayor certeza los parentales para el cruce.
  • Seleccionar aquellos individuos de la descendencia que se ajusten a sus objetivos sin tener que esperar al cultivo completo.
  • Diseñar cepas que combinen niveles específicos de THC, CBD, CBG u otros cannabinoides para cubrir distintos usos.
  • Ofrecer mayor seguridad al usuario (en especial a los pacientes), al optimizar el perfil terapéutico o recreativo de cada variedad con base científica.

De la prohibición al laboratorio: la legalización, un cambio de paradigma

El prohibicionismo trajo consigo décadas de limitación en la investigación genética del cannabis: simplemente no podía hacerse. La falta de bibliotecas genéticas oficiales y de programas de breeding legales impedía que el cannabis evolucionara al ritmo de otros cultivos agrícolas.

Sin embargo, estudios como este son fruto de un cambio de tendencia: el cannabis comienza a integrarse en los procesos modernos de investigación y mejora agronómica gracias a su legalización progresiva en múltiples países y Estados de todo el planeta. El descubrimiento de estos marcadores genéticos podría suponer un hito en la historia de esta milenaria planta o, al menos en la industria cannábica.

Sin duda, esta y otras herramientas son la prueba de que estamos ante una excitante era en la que la tecnología se pone (por fin), al servicio de un sector que durante décadas había estado relegado a la sombra debido al prohibicionismo.

Los beneficios para pacientes que llevan años esperando el acceso seguro a productos fiables y con dosis y composiciones precisas, está más cerca.

El cannabis, durante mucho tiempo marginado de la ciencia agronómica, comienza a ocupar el lugar que merece como cultivo estratégico y fuente de compuestos bioactivos con un potencial inmenso; algo que permite una visión más completa y real de la planta.

27/06/2025

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