La legalización de la marihuana llega al Parlamento de Jamaica para acabar con más de 100 años de prohibición

  • Políticos jamaicanos acaban de presentar un proyecto de ley que propone descriminalizar la posesión de pequeñas cantidades de cannabis para uso terapéutico y que da luz verde para el desarrollo de una industria que aproveche sus usos medicinales.

Por difícil que resulte creerlo, en Jamaica, el cultivo y la compraventa de marihuana están penados por ley desde hace más de un siglo (concretamente, por la Ley de Ganja de 1913). Pero en el imaginario popular de medio mundo, el consumo de cannabis está asociado íntimamente a este país. Ya sea porque allí surgió la cultura rastafari, porque fue allí donde nació el rey del 'reggae', o porque, como el propio Usain Bolt reconocía, todos los pequeños jamaicanos aprender a liar un canuto y en algún momento de su vida prueban la marihuana.

Pese a todo, la ganja sigue siendo ilegal en la cuna de Bob Marley. Aunque el cultivo ilícito se ha reducido desde los años sesenta, aún son muchos los que lo practican y muestran sus plantaciones a los turistas que visitan la isla sin reparo alguno. Multitud de visitantes relatan detalladamente como, a modo de 'tour', se zambulleron en un bosque de cannabis donde, además, tuvieron que probar la cosecha para que los improvisados guías pudieran comprobar que no eran agentes de paisano.

Hace unos meses (allá por marzo de 2014), en Dinafem explicamos que Jamaica comenzaba a luchar por despenalizar la marihuana. Ahora, y después de décadas de insistencia, el Gobierno ha dado luz verde a un proyecto de ley para despenalizar la posesión de pequeñas cantidades de marihuana y promover una industria legal de cannabis terapéutico y cáñamo industrial. Hace falta el visto bueno del Parlamento para que la medida entre en vigor, pero ya supone un esperado paso adelante.

También se espera que esta nueva situación legal impulse el cultivo doméstico a pequeña escala, para lo cual la opción más habitual en la isla es germinar semillas de marihuana de las variedades más populares localmente.

Ya en 2013, en la conferencia internacional que organizó la coalición The Ganja Law Reform Coalition (partidaria de la reforma de la ley de la marihuana), el primer ministro Bruce Golding admitió que resultaba imprescindible tomar medidas. Espoleado por el enorme avance de algunos países de su entorno, Golding admitió que el Gobierno revisaría el asunto "a la luz de los recientes acontecimientos" ocurridos en América Latina. De aquello hace ya casi dos años.

De acuerdo con Golding, y con el proyecto de ley que acaba de aprobar su gabinete, las autoridades establecerán un sistema de licencias para cultivar, vender y distribuir marihuana con "fines médicos, científicos y terapéuticos". Si la medida saliera adelante, quienes dispongan de esa licencia podrían poseer hasta 56 gramos de cannabis, cultivar una plantación de hasta cinco plantas por local y, algo sin precedentes, los rastafaris podrían utilizar legalmente la planta con fines religiosos por primera vez en la historia de la isla.

Sin embargo, y a pesar de que el gobierno jamaicano se ha dado cuenta de que las políticas prohibicionistas han fracasado, los consumidores de marihuana no podrán hacerlo en espacios públicos, ya que estará expresamente prohibido.

Respecto a las plantas cultivadas con fines científicos y de investigación, la nueva ley permitiría el cultivo y uso de marihuana bajo supervisión de un organismo acreditado por el Consejo de Investigaciones Científicas. El ministro responsable de ciencia y tecnología también podrá autorizar a instituciones o personas determinadas para que cultiven marihuana con esta finalidad.

 

Golding ha reconocido que Jamaica debe posicionarse, para tomar ventaja "de las grandes oportunidades que ofrece esta industria emergente", ya que, como señalaba Delano Seiveright, director del grupo de trabajo para la investigación médica y el uso comercial de la marihuana en Jamaica, la industria cannábica vive un gran atraso en la isla con respecto a otros puntos del Caribe.

El pasado año, Kamla Persad-Bissessar, primera ministra de Trinidad y Tobago y, por entonces, presidenta temporal de la Comunidad del Caribe (Caricom), encargó a la secretaria general de esta organización un informe que abordase los beneficios que podría reportar la legalización de la marihuana a la región. Ya por entonces, el presidente de San Vicente, Ralph Gonsalves, advertía a sus paisanos de la urgencia de tomar medidas para subirse al tren antes de que se marchara.

En la misiva avisaba de que Estados Unidos estaba ya "a kilómetros del resto de países" en legitimación, cultivo, investigación, producción y distribución de productos farmacéuticos y cosméticos; e instaba a sus socios en la zona a tomar medidas para explotar en conjunto las propiedades medicinales del cannabis y aprovechar su potencial para conseguir mayores beneficios de una industria potencialmente multimillonaria.

 

En Jamaica, se espera que el debate parlamentario para impulsar esta ley histórica arranque el próximo viernes 30 de enero, después de que el proyecto se presente ante el Senado. Muchos son conscientes de que la legalización en el país caribeño incluso podría ayudar a superar la crisis económica que está atravesando la isla.

Además, parte de los ingresos que provengan de esta industria se destinarán a financiar actividades sociales, educativas y de salud; y especialmente a impulsar una campaña pública para educar a los adolescentes acerca del cannabis y el consumo de drogas. Pero también para la financiación de la investigación científica sobre los usos específicos médicos, así como para proporcionar apoyo adicional para la implementación de un nuevo sistema normativo que rija todos los aspectos relacionados con la planta en esta isla.

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