- La regulación de la marihuana en Estados Unidos no aminora su marcha. Cinco estados deciden este mes de noviembre si legalizar el cannabis con fines recreativos. Entre ellos se encuentra California, uno de los más importantes, y que de aprobarlo marcará un innegable punto de inflexión sobre las futuras decisiones en el resto del país. Te contamos cómo se está viviendo este proceso en un estado que ya es la sexta economía mundial.
Los ciudadanos de California, uno de los estados más grandes, poblados y ricos de Estados Unidos, tienen el 8 de noviembre marcado en sus calendarios. ¿La razón? Esta ha sido la fecha elegida para plantearles a través de una votación si quieren legalizar la marihuana para consumo recreativo. Quienes fueron los primeros en apostar por el cannabis medicinal en el país en el año 1996 se disponen ahora, veinte años después, a dar un paso definitivo por la regulación de la planta.
La consulta marca así un hito, pues, de mostrarse una mayoría de los californianos a favor, el Acta de Consumo Adulto de Marihuana (AUMA) contemplaría que todas las personas de más de 21 años tengan el derecho a poseer hasta una onza de cannabis (alrededor de 30 gramos) para uso personal y cultivar en sus casas hasta seis plantas para los mismos fines.
El portavoz de AUMA, Jason Kinney, señaló que la votación es "un nuevo comienzo para California. Estamos preparados para reemplazar las costosas, dañinas e ineficaces políticas de prohibición del cannabis por un acercamiento más seguro, legal y responsable". Si la iniciativa recibe el suficiente apoyo por parte de los votantes, será precisamente en esta acta donde deberá quedar configurado el sistema para otorgar las licencias, regular la venta e imponer los impuestos correspondientes.
La legalización de la marihuana recreativa en California es un proyecto de largo recorrido. Ha sido impulsada, entre otros, por Sean Parker, cofundador de Napster y el primer presidente de Facebook, quien además financió la campaña de promoción con 2,25 millones de dolares. Otros promotores de esta iniciativa incluyen a WeedMaps, la famosa aplicación móvil para localizar dispensarios; Drug Policy Action, el brazo duro de la Drug Policy Alliance, que tiene como objetivo poner fin a la guerra contra las drogas; Nicholas Pritzker, heredero de los hoteles Hyatt, y un puñado de donantes más pequeños. Hasta el senador Bernie Sanders mostró públicamente su beneplácito con la legalización en California durante la campaña para las primarias demócratas de este año.
La llegada de noviembre supone la meta para este movimiento cannábico que espera recaudar 20 millones de dólares para convencer a los votantes. De momento, ya ha conseguido el apoyo de las 402.000 firmas necesarias que han hecho posible que la propuesta finalmente vaya a someterse a votación (recibieron finalmente la friolera de 600.000 apoyos ciudadanos).
Sin embargo, todavía no puede darse nada por sentado. A fin de cuentas, esta no es la primera vez que se lanza una pregunta de estas características a los votantes del estado: California, que es uno de los lugares del país donde más marihuana se consume, rechazó en el año 2010 una medida muy similar a la planteada ahora.
La iniciativa en cuestión, la Proposición 19, ni siquiera suponía la legalización plena del cannabis. Por el contrario, posibilitaba la creación de un mosaico jurídico donde fueran las propias ciudades y distritos quienes decidieran de manera individual si liberalizar la marihuana o no. No obstante, y pese a estos antecedentes, todo apunta a un cambio de rumbo. A la luz de los resultados que arrojan las encuestas, muchos de los que se posicionaron en contra hace cuatro años han ido evolucionando hacia una opinión bastante más favorable.
El Instituto de Políticas Públicas de California realizó durante el mes de mayo un sondeo para determinar el apoyo que la medida recibía entre los ciudadanos. Sus resultados señalan que una mayoría de los votantes, alrededor del 60 %, creen que la marihuana debe ser legal en el estado, frente al 37 % que señala que debe permanecer bajo políticas prohibicionistas.
También, otra consulta realizada a nivel nacional por la CBS indicaba el pasado mes de abril que un 56 % de los encuestados apostaban por la legalización. Una buena noticia, sobre todo atendiendo a los datos obtenidos en el año 2015, que situaban en un 53 % los apoyos de la medida.
Son diversos los argumentos empleados por quienes defienden la legalidad de la marihuana recreativa. En primer lugar, las evidentes libertades obtenidas por parte de los ciudadanos, que ya podrán disfrutar de un consumo plenamente legal. Por otro lado, los extraordinarios beneficios que ofrecería a la economía californiana. Para estimarlos tan solo hace falta fijarse en quien ya disfruta de las ventajas.
Porque, aunque el cannabis sigue siendo ilegal a nivel federal, son varios los estados que ya han optado por legalizarla. Colorado, por ejemplo, uno de los pioneros del país, reguló la marihuana para consumo recreativo en el año 2012. Tan solo en lo que llevamos de año, la industria allí ha generado una cantidad que ronda los 140 millones de dólares (unos 126,6 millones de euros).
Según las autoridades californianas, la legalización permitiría recaudar 1000 millones de dólares anuales en impuestos (unos 905 millones de euros) que irían a parar a las arcas del estado gracias a la tasa impositiva, situada en principio en un 15%, que se aplicaría sobre las ventas de marihuana, así como a un impuesto al cultivo de 9,25 dólares por onza de flores producidas (33 centavos por gramo).
También se reducirían enormemente los altos costes de la persecución penal del cannabis, con un ahorro estimado de unos 100 millones de dólares anuales (90,4 millones de euros). En California cada año son arrestadas 20.000 personas por causas relacionadas con la marihuana, varones jóvenes de minorías étnicas en una cantidad desproporcionada.
También la nueva ley supondrá una regulación más efectiva del cultivo en California. Se estima que cerca de 50.000 cultivadores de cannabis, que ahora actúan bajo el radar de las autoridades, tendrían que empezar a pedir permisos estatales por el agua que consumen.
La sequía endémica de California ha mostrado este año toda su crudeza con el fenómeno de El Niño, causando grandes daños medioambientales. Y la intención es conseguir el control del riego no regulado de marihuana, que ha secado algunos arroyos y contribuido a los problemas de calidad del agua causada por la erosión, los pesticidas y herbicidas.
Por ejemplo, una proporción relativamente grande de cultivadores californianos de exterior necesita unos 37.000 metros cúbicos de agua anualmente para su cosecha, lo suficiente para sostener 60 hogares medios en California durante un año. Bajo la nueva reglamentación, probablemente ahora se les requerirá construir un almacenamiento hidráulico (estanques de riego o tanques) para usarlo durante los meses de verano.
Además de en California, y tal y como informa la Organización Nacional para la Reforma de las Leyes sobre Marihuana (la NORML), otros cuatro estados podrían plantear a sus votantes el 8 de noviembre una medida de similares características. Estos son Arizona, Nevada, Massachusetts y Maine. Sumado a ellos, la marihuana para uso medicinal aparecerá en las papeletas de Florida, Misuri y Arkansas, también en la misma fecha.
Sin embargo las esperanzas están puestas sobre los resultados de California, ya que su votación es la más significativa de todas. Siendo uno de los estados más importantes del país, con más de 40 millones de habitantes, y ocupando la sexta posición en la clasificación de economías mundiales (sobrepasando incluso a Francia), quienes están a favor de la legalización confían en que, de aprobarse allí, pueda producirse un efecto bola de nieve que recorra otros estados con el fin de implantar más medidas liberalizadoras sobre la planta.
A pesar de que la fecha de la votación todavía queda lejos, la iniciativa ha seguido un recorrido muy eficaz y positivo, que podría crear el escenario perfecto para que la legalización termine por producirse. Los ciudadanos parecen estar más seguros que nunca, y las autoridades también parecen haber entendido los enormes beneficios que una medida como esta puede proporcionarles. Noviembre ya ha quedado señalado en el calendario y tiene todas las papeletas de convertirse en el mes cannábico por excelencia de Estados Unidos.
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